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Hamburguesa de buey con cebolla caramelizada y queso de cabra
Nada como una buena hamburguesa de buey casera para disfrutar del sabor auténtico de la carne. Hoy os traigo una receta que combina la intensidad del buey con el dulzor de la cebolla caramelizada y el toque cremoso del queso de cabra, creando un equilibrio perfecto entre fuerza y sutileza. Una propuesta ideal para una comida especial, con ingredientes sencillos pero resultado de restaurante.
Ingredientes
Antes de lanzarnos a la receta, conviene detenerse un momento en lo que hace especial a esta hamburguesa de buey. No se trata solo de un plato rápido o una moda gourmet: es una forma de apreciar la carne de buey en su máxima expresión, con su textura firme, su aroma profundo y ese sabor inconfundible que solo se consigue con una buena maduración. Prepárala en casa permite disfrutar de un resultado mucho más auténtico que cualquier versión industrial, y si además la combináis con cebolla caramelizada, queso de cabra y pan artesanal, el resultado será una hamburguesa digna de los mejores restaurantes.
ingredientes para 4 hamburguesas de buey
- 600 g de carne picada de buey auténtico
- 4 panes de hamburguesa artesanos o rústicos
- 4 rodajas de queso de cabra
- 2 cebollas grandes
- 2 cucharadas de azúcar moreno
- 1 cucharadita de sal
- Pimienta negra recién molida
- Aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharada de mantequilla
- Hojas de lechuga fresca
- Patatas para freír o asar

Receta de hamburguesa de buey
A continuación, os presentamos una receta de hamburguesa de buey casera con todo el sabor de la carne auténtica. Jugosa por dentro, dorada por fuera y acompañada de una cebolla caramelizada que aporta dulzor, junto con el queso de cabra fundido, es un plato irresistible que convierte algo aparentemente simple en una experiencia gastronómica.
Preparación de la hamburguesa de buey
Esta preparación es rápida y sencilla pero requiere atención en los detalles para lograr una carne tierna, bien sellada y llena de matices.
En primer lugar, sazonad la carne picada de buey con sal y pimienta negra recién molida. Añadid un chorrito de aceite de oliva virgen extra y, si queréis darle un toque distinto, una pizca de ajo en polvo o mostaza antigua.
Mezclad suavemente sin amasar demasiado, para mantener la textura jugosa y aireada. Formad hamburguesas de unos 150 g cada una y dejadlas reposar en el frigorífico unos minutos antes de cocinarlas.
Calentad una sartén o plancha a fuego medio-alto, engrasadla con unas gotas de aceite y cocinad las hamburguesas 3-4 minutos por cada lado, según el punto deseado. Evitad presionarlas con la espátula, ya que perderían sus jugos naturales.
Cuando le deis la vuelta, colocad encima una rodaja de queso de cabra para que se funda lentamente con el calor residual.
Preparación de la cebolla caramelizada
Mientras se cocina la carne, podéis preparar la cebolla caramelizada, que aportará ese contraste dulce tan característico
- Cortad dos cebollas grandes en juliana fina.
- Calentad una sartén con un chorrito de aceite de oliva y una cucharadita de mantequilla.
- Incorporad la cebolla y una pizca de sal. Cocinadla a fuego bajo durante unos 25-30 minutos.
- Añadid una cucharada de azúcar moreno y un chorrito de agua para acelerar la caramelización-
- Removiendo de vez en cuando, conseguiréis una textura melosa y dorada.
Reservadla caliente hasta el momento de montar la hamburguesa.
Preparación de la salsa casera de mostaza y miel
Una buena salsa puede transformar por completo una hamburguesa, y esta versión de mostaza y miel combina a la perfección con el sabor profundo del buey.
- En un bol pequeño, mezclad 2 Cucharadas de mostaza de Dijon, 1 cucharada de miel, 1 cucharadita de vinagre de manzana y una pizca de pimienta negra.
- Añadid lentamente 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, batiendo hasta que la mezcla emulsione.
- Probad y ajustad la acidez o el dulzor según vuestro gusto.
El resultado será una salsa cremosa, equilibrada y con un toque ligeramente picante que realzará cada bocado.
Montaje final de la hamburguesa
Tostad ligeramente los panes de hamburguesa por la parte interior para evitar que se humedezcan. Colocad una hoja de lechuga o rúcula sobre la base, la hamburguesa con el queso fundido, una capa generosa de cebolla caramelizada y, por último, una cucharada de la salsa de mostaza y miel.
Tapad con la parte superior del plan y dejad reposar un minuto antes de servir para que los sabores se integren.

Panes caseros, calidad premium
No te olvides de los acompañamientos
Mientras preparáis la carne y la salsa, podéis elaborar unos acompañamientos clásicos que nunca fallan:
Patatas caseras al horno:
- Cortad las patatas en bastones medianos
- Mezcladlas con aceite de oliva, sal, pimienta y romero.
- Horneadlas a 200ºC durante 30-35 minutos, removiendo a mitad de cocción.
El resultado: crujientes por fuera y tiernas por dentro perfectas para acompañar la hamburguesa.

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Historia de la carne de buey
Nunca esta de más conocer el trasfondo de una carne tan especial como la del buey, porque detrás de su sabor intenso y su textura melosa se esconde una historia ligada a la tradición ganadera más antigua de Europa.
El buey es un macho vacuno que ha sido castrado y criado durante años con paciencia, normalmente en pastos naturales y con una alimentación cuidada, lo que permite que desarrolle una grasa infiltrada muy particular. Esa grasa, blanca, fina y distribuida entre las fibras, es la responsable de su ternura y de su sabor profundo, que diferencia al buey del resto de vacunos.
Durante siglos, el buey fue un animal de trabajo en el campo, usado para arar la tierra y tirar de carros. Por eso su sacrificio se realizaba solo al final de su vida útil, cuando su carne ya era madura y poseía un gusto potente, con notas de frutos secos y mantequilla.
En la actualidad, la crianza del buey se ha convertido en un arte. Su carne es muy escasa y valiosa, ya que cada ejemplar necesita años de crianza lenta, con un manejo respetuoso y un cuidado constante. Esto explica por qué es una carne más costosa y, a la vez, una de las más apreciadas por los amantes de la gastronomía.
En España, regiones como Galicia, León y el País Vasco son conocidas por su tradición en la cría del buey auténtico, con razas como la Rubia Gallega o el Buey Tudanco, cuyos nombres evocan el carácter robusto y noble de estos animales. De ahí provienen muchas de las carnes de buey más valoradas del país.
Su uso en cocina se ha extendido desde los grandes asadores del norte hasta las carnicerías online gourmet y restaurantes especializados en maduraciones largas, donde el buey alcanza su máxima expresión. Gracias a esa infiltración de grasa y a su sabor único, se han convertido en la base ideal para hamburguesas de calidad superior, capaces de ofrecer una experiencia completamente diferente a la carne de vacuno convencional.
Así, cada hamburguesa de buey que preparamos no solo es un plato delicioso, sino también una forma de rendir homenaje a una tradición ganadera centenaria que combina respeto por el animal, tiempo y paciencia para alcanzar la excelencia
Preguntas frecuentes sobre el buey
La carne de buey procede de un macho castrado y criado durante años, lo que le da un sabor más intenso, una grasa infiltrada más fina y una textura más tierna que la de la ternera. Es una carne más madura y con un perfil aromático más complejo.
El auténtico buey es escaso y siempre debe ir identificado con su etiqueta de trazabilidad. Si el precio es muy bajo o no se especifica el origen, probablemente sea vaca vieja o mezcla de vacuno.
El buey se disfruta mejor con un punto medio o poco hecho, para que conserve sus jugos naturales. Si se cocina demasiado, se endurece y pierde su aroma característico.
Los panes artesanos o rústicos con miga consistente son los más adecuados, ya que soportan bien la humedad y el peso de la carne. En cuanto al queso, el de cabra, azul o cheddar curado aportan matices que complementan la potencia del buey.
Una hamburguesa de buey de unos 150 g aporta aproximadamente 330-350 kcal, sin contar el pan ni los acompañamientos. Si añadís queso, salsa o patatas fritas, puede alcanzar las 600 kcal, pero sigue siendo una comida equilibrada si se acompaña de ensalada o verduras.
Las patatas al horno con romero o las patatas fritas caseras son el clásico infalible, pero también podéis optar por una ensalada fresca o unos aros de cebolla crujientes. Y si queréis un toque gourmet, una copa de vino tinto joven será el maridaje perfecto.
Sí, siempre que se congele recién picada y bien sellada al vacío. En el congelador puede conservarse entre 3 y 4 meses sin perder calidad. Lo ideal es descongelarla lentamente en el frigorífico 24 h antes de cocinarla.
El buey no necesita grandes aderezos: basta con sal, pimienta negra y un toque de mostaza antigua o romero. Cuantos menos condimentos, más destaca su sabor natural.